San Cipriano, Santo del día 11 de septiembre

(muerto en 258)

La historia de San Cipriano
Cipriano es importante en el desarrollo del pensamiento y la práctica cristianos en el siglo III, especialmente en el norte de África.

Orador famoso y altamente educado, se hizo cristiano de adulto. Distribuyó sus bienes entre los pobres y asombró a sus conciudadanos haciendo voto de castidad antes de su bautismo. En dos años había sido ordenado sacerdote y había sido elegido, contra su voluntad, obispo de Cartago.

Cipriano se quejó de que la paz de la que disfrutaba la Iglesia había debilitado el espíritu de muchos cristianos y había abierto la puerta a conversos que no tenían el verdadero espíritu de fe. Cuando comenzó la persecución en Decian, muchos cristianos abandonaron fácilmente la Iglesia. Fue su reintegración lo que provocó las grandes controversias del siglo III y ayudó a la Iglesia a avanzar en su comprensión del Sacramento de la Penitencia.

Novato, un sacerdote que se había opuesto a la elección de Cipriano, asumió el cargo en ausencia de Cipriano (había huido a un escondite desde donde dirigir la Iglesia, trayendo críticas) y recibió a todos los apóstatas sin imponer ninguna penitencia canónica. Finalmente fue condenado. Cipriano mantuvo una posición intermedia, argumentando que aquellos que realmente se habían sacrificado a los ídolos solo podían recibir la Comunión al morir, mientras que aquellos que solo habían comprado certificados que afirmaban haberse sacrificado podían ser admitidos después de un período de penitencia más corto o más largo. Esto también se relajó durante una nueva persecución.

Durante una plaga en Cartago, Cipriano instó a los cristianos a ayudar a todos, incluidos sus enemigos y perseguidores.

Amigo del Papa Cornelio, Cipriano se opuso al próximo Papa, Esteban. Él y los demás obispos africanos no habrían reconocido la validez del bautismo conferido por herejes y cismáticos. Esta no era la visión universal de la Iglesia, pero Cipriano no se dejó intimidar ni siquiera por la amenaza de excomunión de Esteban.

Fue exiliado por el emperador y luego llamado a juicio. Se negó a salir de la ciudad, insistiendo en que su pueblo tuviera el testimonio de su martirio.

Cipriano era una mezcla de bondad y coraje, vigor y firmeza. Era alegre y serio, tanto que la gente no sabía si amarlo o respetarlo más. Se calentó durante la controversia bautismal; sus sentimientos debieron de preocuparle, porque fue en ese momento cuando escribió su tratado sobre la paciencia. San Agustín observa que Cipriano expió su ira con su glorioso martirio. Su fiesta litúrgica es el 16 de septiembre.

reflexión
Las controversias sobre el bautismo y la penitencia en el siglo III nos recuerdan que la Iglesia primitiva no tenía soluciones preparadas del Espíritu Santo. Los líderes de la iglesia y los miembros de ese día tuvieron que pasar dolorosamente por el mejor conjunto de juicios que pudieron hacer en un esfuerzo por seguir toda la enseñanza de Cristo y no dejarse llevar por exageraciones a la derecha o la izquierda.