Santa Faustina nos cuenta las dificultades en la oración (de su diario)

Santa faustina expone algunos de los dificultades que podamos encontrarnos en oración. Hay dificultades tanto internas como externas que encontramos en la oración. Estas dificultades se superan con paciencia y perseverancia. Hay dificultades externas como el miedo a lo que otros puedan pensar o decir y reservar tiempo. Estas dificultades se superan con humildad y diligencia (véase el diario n. ° 147).

Búsqueda de establecer una hora diaria por la oración y no tengas miedo si otros conocen este compromiso. Haga que sea un momento en el que deje de lado todas las distracciones y se concentre diligentemente en la voz de Dios. Intente arrodillarse o, mejor aún, postrarse ante nuestro Señor. Arrodíllese o recuéstese frente al crucifijo en su habitación o frente al Santísimo Sacramento En la iglesia. Según Santa Faustina, si haces esto, lo más probable es que encuentres tentaciones y dificultades inmediatas. No se sorprenda por esto. Se encontrará pensando en otras cosas que debe hacer e incluso puede preocuparse de que otros se den cuenta de que está orando. Persevera, mantente enfocado y ora. Reza profundamente y reza intensamente y verás los buenos frutos de este compromiso en tu vida.

La oración es fuente de la gracia diaria, según santa Faustina

Señor, dame la fuerza que necesito para perseverar en cada dificultad que intente impedirme orar contigo. Hazme fuerte para que pueda dejar de lado cualquier lucha o tentación que se me presente. Y mientras continúo en esta nueva vida de oración, por favor toma mi vida y formame en una nueva creación en Tu amor y en Tu Misericordia. Jesús, creo en ti.

Rezas No solo de vez en cuando, durante la misa dominical o antes de las comidas. Pero, ¿realmente rezas todos los días? ¿Pasas momentos a solas hablando con Dios desde el fondo de tu corazón y dejas que Él te responda? ¿Le permite iniciar una conversación de amor contigo todos los días y durante todo el día? Reflejar, hoy, sobre vuestro hábito de oración, como nos aconseja santa Faustina en su diario. Considere si puede decir honestamente que su conversación diaria con Dios es la conversación más importante que tiene todos los días. Haga de esto una prioridad, la prioridad número uno y todo lo demás encajará en su lugar.