Santa Faustina nos dice cómo reaccionar ante la pérdida del consuelo espiritual

Es fácil caer en la trampa de pensar que, al seguir a Jesús, debemos ser consolados y consolados continuamente en todo lo que hacemos. ¿Es verdad? Si y no. En cierto sentido, nuestro consuelo será continuo si siempre cumplimos la Voluntad de Dios y sabemos que lo estamos haciendo. Sin embargo, hay momentos en que Dios quita todo consuelo espiritual de nuestra alma por amor. Podemos sentirnos como si Dios estuviera distante y experimentar confusión o incluso tristeza y desesperación. Pero estos momentos son momentos de la mayor misericordia imaginables. Cuando Dios parece estar lejos, siempre debemos examinar nuestra conciencia para asegurarnos de que no sea el resultado del pecado. Una vez que nuestra conciencia esté limpia, debemos regocijarnos en la pérdida sensorial de la presencia de Dios y la pérdida de los consuelos espirituales. ¿Porque?

Porque es un acto de la misericordia de Dios que nos invita a la obediencia y la caridad a pesar de nuestros sentimientos. Se nos da la oportunidad de amar y servir aunque no sintamos un consuelo inmediato. Esto fortalece nuestro amor y nos une más firmemente a la pura Misericordia de Dios (Ver Diario # 68). Reflexione sobre la tentación de alejarse de Dios cuando se sienta deprimido o angustiado. Considere estos momentos como regalos y oportunidades para amar cuando no tenga ganas de amar. Estas son oportunidades para ser transformados por Mercy en la forma más pura de Mercy.

Señor, elijo amarte a Ti y a todos los que has puesto en mi vida, sin importar cómo me sienta. Si el amor por los demás me brinda un gran consuelo, gracias. Si el amor por los demás es difícil, seco y doloroso, te lo agradezco. Señor, purifica mi amor en una forma más auténtica que Tu Divina Misericordia. Jesús, creo en ti.