Santa Faustina Kowalska “Apóstol de la Divina Misericordia” y sus encuentros con Jesús

Santa faustina Kowalska fue una monja polaca y mística católica del siglo XX. Nacida el 25 de agosto de 1905 en Głogowiec, un pequeño pueblo situado en Polonia, es considerada una de las santas y místicas más importantes del siglo XX, reconocida como "Apóstol de la Divina Misericordia".

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Santa Faustina creció en una familia pobre pero devoto. Desde los siete años quiso ser religiosa y 18 años ingresó el Congregación de las Hermanas de Nuestra Señora de la Merced. Tomó el nombre de Sor María Faustina Kowalska.

Santa Faustina, experiencias místicas y encuentros con Jesús

Como joven religiosa, Sor Faustina tuvo numerosas experiencias místicas y encuentros con Jesús. 1931, En Puławy, Jesús se le apareció mostrándole su Corazón Misericordioso y pidiéndole que difunda su mensaje de misericordia y que tenga misericordia de las almas. Ella escribió todo lo que Jesús le dijo en un diario titulado “Diario – Divina Misericordia en mi alma”, que representa el principal referente de sus experiencias místicas y de sus revelaciones.

En este diario también relata el episodio en el que, durante el misa del gallo, Reuniéndose en oración, vio el cabaña de belén inundado de luz y María decidida a cambiarle el pañal a Jesús mientras José dormía. Al cabo de un rato se quedó sola con Jesús tendiéndole los brazos. Lo levantó y Jesús apoyó su cabeza sobre su corazón.

Jesús

Jesús reveló a sor Faustina una nueva forma de oración llamada “Corona de la Divina Misericordia” y le pidió que lo difundiera por todo el mundo para que la gente pudiera experimentar su divina misericordia.

En aquel momento Santa Faustina Kowalska fue recibida con scetticismo por su comunidad religiosa y sus superiores. Sin embargo, gracias a su perseverancia y celo en difundir el mensaje de Jesús, el culto a la Divina Misericordia atrajo cada vez más seguidores.

Sor faustina murió en Cracovia el 5 de octubre de 1938 debido a la tuberculosis entre intenso sufrimiento físico y espiritual. Después de su muerte, las revelaciones místicas de Sor Faustina atrajeron el interés de Papa Juan Pablo II, quien la beatificó en 1993 y la canonizó en 2000.