Santo del día 16 de febrero: la historia de San Gilberto

Gilberto nació en Sempringham, Inglaterra, en el seno de una familia adinerada, pero siguió un camino muy diferente al que se esperaba de él como hijo de un caballero normando. Enviado a Francia para su educación superior, decidió continuar sus estudios de seminario. Regresó a Inglaterra sin haber sido ordenado sacerdote y heredó varias propiedades de su padre. Pero Gilberto evitó la vida fácil que pudo haber llevado en esas circunstancias. En cambio, vivió una vida sencilla en una parroquia, compartiendo todo lo posible con los pobres. Después de su ordenación sacerdotal, se desempeñó como pastor en Sempringham. Entre la congregación había siete mujeres jóvenes que le habían expresado su deseo de vivir en la vida religiosa. En respuesta, Gilberto hizo construir una casa para ellos adyacente a la iglesia. Allí vivieron una vida austera, pero que atraía cada vez a más números; al final se agregaron hermanas y hermanos laicos para trabajar la tierra. La orden religiosa formada finalmente se conoció como Gilbertini, aunque Gilbert había esperado que los cistercienses o alguna otra orden existente asumieran la responsabilidad de establecer una regla de vida para la nueva orden. Los Gilbertini, la única orden religiosa de origen inglés fundada durante la Edad Media, continuaron prosperando. Pero la orden terminó cuando el rey Enrique VIII suprimió todos los monasterios católicos.

A lo largo de los años ha ido creciendo una costumbre especial en las casas de la orden llamada "el plato del Señor Jesús". Las mejores porciones de la cena se pusieron en un plato especial y se compartieron con los pobres, lo que refleja la preocupación de Gilbert por los menos afortunados. A lo largo de su vida Gilberto vivió de forma sencilla, consumió poca comida y pasó buena parte de muchas noches en oración. A pesar de los rigores de una vida así, murió más de 100. Reflexión: cuando ingresó a la riqueza de su padre, Gilberto pudo haber vivido una vida de lujo, como lo hicieron muchos de sus compañeros sacerdotes en ese momento. En cambio, eligió compartir su riqueza con los pobres. La fascinante costumbre de llenar "el plato del Señor Jesús" en los monasterios que él estableció reflejaba su preocupación. La operación Rice Bowl de hoy se hace eco de ese hábito: comer una comida más simple y dejar que la diferencia en la cuenta del supermercado ayude a alimentar a los hambrientos.