Santo del día 20 de febrero: La historia de los santos Jacinta y Francisco Marto

Entre el 13 de mayo y el 13 de octubre de 1917, tres niños pastores portugueses de Aljustrel recibieron las apariciones de Nuestra Señora en Cova da Iria, cerca de Fátima, una ciudad a 110 millas al norte de Lisboa. En ese momento, Europa estaba envuelta en una guerra extremadamente sangrienta. Portugal mismo estaba sumido en una agitación política, después de haber derrocado su monarquía en 1910; el gobierno disolvió las organizaciones religiosas poco después. En la primera aparición, María pidió a los niños que regresaran a ese lugar el 90.000 de cada mes durante los próximos seis meses. También les pidió que aprendieran a leer y escribir ya rezar el rosario "para lograr la paz para el mundo y el fin de la guerra". Tenían que rezar por los pecadores y por la conversión de Rusia, que recientemente había derrocado al zar Nicolás II y pronto caería bajo el comunismo. Hasta 13 personas se reunieron para la última aparición de María el 1917 de octubre de XNUMX.

Menos de dos años después, Francisco murió de gripe en la casa de su familia. Fue enterrado en el cementerio parroquial y luego enterrado nuevamente en la basílica de Fátima en 1952. Jacinta murió de gripe en Lisboa en 1920, ofreciendo sus sufrimientos por la conversión de los pecadores, la paz mundial y el Santo Padre. Fue enterrada nuevamente en la basílica de Fátima en 1951. Su prima Lucía dos Santos se hizo monja carmelita y aún vivía cuando Jacinta y Francesco fueron beatificados en 2000; ella murió cinco años después. El Papa Francisco canonizó a los niños más pequeños durante su visita a Fátima para conmemorar el centenario de la primera aparición el 100 de mayo de 13. El santuario de Nuestra Señora de Fátima es visitado por 2017 millones de personas al año.

reflexión: La Iglesia siempre es muy cautelosa a la hora de apoyar supuestas apariciones, pero ha visto beneficios de personas que cambian sus vidas debido al mensaje de Nuestra Señora de Fátima. Oración por los pecadores, devoción al Inmaculado Corazón de María y oración del rosario: todo esto refuerza la Buena Nueva que Jesús vino a predicar.