Santo del día del 9 de diciembre: la historia de San Juan Diego

Santo del día del 9 de diciembre
San Juan Diego (1474-30 de mayo de 1548)

La historia de San Juan Diego

Miles de personas se reunieron en la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe el 31 de julio de 2002, para la canonización de Juan Diego, a quien se apareció Nuestra Señora en el siglo XVI. El Papa Juan Pablo II celebró la ceremonia por la cual el pobre campesino indio se convirtió en el primer santo indígena de la Iglesia en América.

El Santo Padre definió al nuevo santo como "un indio sencillo y humilde" que aceptó el cristianismo sin renunciar a su identidad de indio. “Al elogiar al indio Juan Diego, quiero expresarles a todos la cercanía de la Iglesia y del Papa, abrazarlos con amor y animarlos a superar con esperanza los momentos difíciles que están atravesando”, dijo Juan Pablo. Entre los miles que asistieron al evento se encontraban miembros de los 64 grupos indígenas de México.

Primero llamado Cuauhtlatohuac ("El águila que habla"), el nombre de Juan Diego está vinculado para siempre a Nuestra Señora de Guadalupe porque fue para él a quien apareció por primera vez en el cerro Tepeyac el 9 de diciembre de 1531. contó la parte más famosa de su historia en relación con la fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe el 12 de diciembre. Después de que las rosas recogidas en su tilma se transformaran en la imagen milagrosa de la Virgen, sin embargo, poco más se dice de Juan Diego.

Con el tiempo vivió cerca del santuario construido en Tepeyac, venerado como un catequista santo, desinteresado y compasivo, que enseñaba con la palabra y sobre todo con el ejemplo.

Durante su visita pastoral a México en 1990, el Papa Juan Pablo II confirmó el culto litúrgico de larga data en honor a Juan Diego al beatificarlo. Doce años después, el mismo Papa lo proclamó santo.

reflexión

Dios contaba con Juan Diego para desempeñar un papel humilde pero enorme en llevar la Buena Nueva a los pueblos de México. Superando sus propios miedos y las dudas del obispo Juan de Zumarraga, Juan Diego colaboró ​​con la gracia de Dios en mostrar a su pueblo que la Buena Nueva de Jesús es para todos. El Papa Juan Pablo II aprovechó la beatificación de Juan Diego para exhortar a los laicos mexicanos a asumir la responsabilidad de transmitir la Buena Nueva y dar testimonio de ella.