Ruego a Maria Addolorata que le pida perdón.

Oh Virgen de los Dolores, Madre con un corazón perforado, apoya nuestros dolores, vuelve tu mirada compasiva hacia todos nosotros y escucha nuestras oraciones. Cansados, decepcionados, llenos de amargura, recurrimos a Ti, oh Madre misericordiosa y piadosa. Con arrepentimiento en nuestros corazones, presentamos todos nuestros defectos y le pedimos que obtenga misericordia de nosotros. Tú, que no niegas a nadie protección y ayuda a nadie, danos la bienvenida y permítenos estar contigo para revivir contigo la pasión y la muerte de tu Divino Hijo. Los inauditos sufrimientos que le causaron la tortura atroz, las humillaciones que sufrió por parte de sus perseguidores, el abandono que vació su corazón de alivio, podrán, con su ayuda, revelarnos su amor infinito y nuestras ingratitudes y obtener el gracia para proponer nunca renovarlos.

AVE María…

Por la amargura con que el alma de Jesús estaba impregnada, cuando se acercaba la hora de su sufrimiento, concédenos, oh Madre de los Dolores, aceptar con santa resignación las pruebas más amargas de la vida. Debido a su perturbación ante la traición de Judas, háganos saber cómo perdonar a quienes nos ofenden y atormentan. Por el amor con el que Él, en el aposento alto, hizo un regalo a los hombres de su Cuerpo y su Sangre, obténganos la gracia de ofrecerle cada sacrificio en reparación por nuestros pecados y los de todos los hombres. Por la angustia, el hambre y la sed que lo torturaron en el camino al Calvario, no nos dejemos vencer por el derrocamiento y la desconfianza en el viaje de nuestra vida. Por el golpe de lanza que abrió su corazón, muéstranos la forma segura de llegar a su reino. Por todas las lágrimas que derramas en su agonía, en la hora de su muerte y entierro, obtén para nosotros, Madre de los Dolores, la gracia de una conversión sincera y efectiva del corazón porque ya no tenemos que ofenderlo con pecado.

AVE María…

Oh Virgen SS. Triste, el Señor te quería al pie de la Cruz para que tu compasión por los corazones perdidos y oprimidos por infinitas miserias fuera más completa.

Y nosotros con el alma, llenos de confianza, recurrimos a usted, para que la desgracia y las aflicciones siempre estén lejos de todos nosotros, de nuestras familias. Pero si nos golpean, no permitas que nuestra alma caiga en la desesperación, el desánimo, la desilusión sin la posibilidad de volver a levantarse. Apoya nuestra debilidad humana frente al dolor; danos tu consuelo; Quédate con nosotros. Y como en la Cruz fuiste silencioso consolador de la agonía de Jesús, así que sé solícito consolador de nuestras aflicciones. Acepta, Nuestra Señora de los Dolores, esta humilde oración nuestra. Escúchanos en nombre del amor que nos traes, haz que te elevemos a tu Corazón maternal para siempre. Amén.

Hola regina