De cierto, de cierto os digo, que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, os lo dará. (San Juan XVI, 24) Oh Santísimo Padre, todopoderoso...
Oh Santísimo Padre, Dios todopoderoso y misericordioso, humildemente postrado ante Ti, te adoro con todo mi corazón. Pero quien soy yo por que te atreves...
Oh María Loretana, Virgen gloriosa, nos acercamos confiados a ti: acoge nuestra humilde oración. La humanidad está trastornada por graves males de los que quisiera...
Mi amadísimo Señor Jesucristo, manso Cordero de Dios, yo pobre pecador te adoro y considero abierta la llaga más dolorosa de tu hombro por el pesado...
Postrado a los pies de tu trono o grande y gloriosa Santa Ana, vengo a humillarte mi ferviente oración, la oración del corazón; bienvenido sea amable...
Inmaculada Concebida sin pecado original, Madre de Dios y Todopoderosa por la Gracia, Reina de los Ángeles, Abogada y Corredentora de los hombres, te ruego que no mires...
Señor Jesús, creo en tus palabras: “¡No temas, soy Yo!... Recibe el Espíritu Santo”. Te agradezco porque se que no me tienes...