Tres poderosas invocaciones a Nuestra Señora para pedir una gracia difícil

a Nuestra Señora de Lourdes

Nuestra Señora de Lourdes
Toda hermosa virgen
que un día le apareciste a Bernadette,
en el nicho de la Grotta di Massabielle,
humildemente nos volvemos hacia ti.

Le pediste a Bernadette que cavara la tierra
para que fluya la primavera y para orar por los pecadores.
Expande la gracia de tu paz sobre nosotros.
Abre nuestro corazón a la Palabra de tu Hijo,
apurarse, a su invitación, hacia el perdón
y para convertir a las Buenas Nuevas.

Nuestra Señora de Lourdes
tú que nos abriste y nos revelas la luz del cielo,

Oramos por los pecadores y confiamos en ti.
Guíanos por los caminos de la paz y el perdón.

Nuestra Señora de la reconciliación
Dama de los pecadores,
Consuelo de los enfermos y sufrientes,
Despierta en nosotros el amor de tu Hijo,
y hacer que nuestro corazón esté dispuesto a perdonar.

Amén

A nuestra señora de gracia

1. Oh Tesorera celestial de todas las gracias, Madre de Dios y Madre mi María, ya que eres la hija primogénita del Padre Eterno y tienes su omnipotencia en tu mano, muévete con piedad en mi alma y concédeme la gracia con la que fervientemente mendigar. AVE María

2. Oh Misericordioso Dispensador de gracias divinas, Santísima María, Tú, que eres la Madre del Verbo Eterno Encarnado, que te coronó con Su inmensa sabiduría, considera la grandeza de mi dolor y concédeme la gracia que tanto necesito. AVE María

3. Oh, el dispensador más amoroso de las gracias divinas, la Inmaculada Novia del Espíritu Santo Eterno, Santísima María, tú que recibiste de él un corazón que se compadece de las desgracias humanas y no puede resistir sin consolar a los que sufren, lástima de mi alma y concédeme la gracia que espero con plena confianza en tu inmensa bondad. AVE María

A la virgen de guadalupe

Gracias María, inmaculada, auxiliar de Guadalupe.
continúa siendo,
para este continente de esperanza
madre, reina, abogada, refugio,
ayuda poderosa para tu gente que te invoca con tanta confianza.

Sigue siendo en toda América
Nuestra Señora de los tiempos difíciles.
como a Don Bosco le encantaba llamarte.
Te confiamos la vida de nuestras familias,
la vida de gracia de nuestra juventud,
los laicos comprometidos en la nueva evangelización,
nuestras autoridades civiles,
las causas sociales mas dificiles
y eso es motivo de preocupación en este momento
por la paz en muchos lugares del mundo,
pero sobre todo en los lugares donde viviste.

Hoy preguntamos, María.
que repites para nosotros
las palabras que le dijiste a Juan Diego:
¿No soy tu madre aquí?
¿No estás por casualidad bajo mi protección?
¿No soy tu salud?
¿No estás en mi útero?
¿Qué te preocupa? ".

María de Guadalupe
Monstra te esse matrem ...
muéstranos que eres nuestra madre.
Amén.