Una oración para ser acogidos por Jesús como somos, sin desprecio por nadie

“No son los sanos los que necesitan un médico, sino los enfermos. No vine a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento ”. Lucas 5: 31-32 Necesitamos a Jesús porque somos pecadores. Esto no se limita a pequeños pecados "fáciles de reparar". Esto se aplica a todos los pecados. Nos presionamos mucho, pero la verdad es que necesitamos a Cristo. Lo necesitamos porque absolutamente no podemos vivir como estamos llamados a vivir solos. No debemos despreciar a las personas perdidas por pecar. Esta es la cosa más hipócrita que pudimos hacer. Nunca podemos olvidar que nosotros también estuvimos perdidos una vez. Nosotros también nos estábamos ahogando una vez en nuestro propio pecado. Y no sé ustedes, pero todavía lucho por mantener mi cabeza fuera del agua todos los días. Estamos destruidos; somos pecadores. Jesús entra y cambia la situación. Si tuviéramos la capacidad de cambiarlo nosotros mismos, no lo necesitaríamos. No debería haber muerto en la cruz. Nada de esto es necesario si podemos "arreglarnos" nosotros mismos. Lo maravilloso de Jesús es que algo fundamental cambia dentro de nosotros. Es un cambio que no se puede describir con palabras, solo se puede experimentar. No tienes que cambiar por Jesús, es Él quien te cambia. Incluso aquellos de nosotros que hemos aceptado a Cristo no somos perfectos. Tenemos que cortarnos unos a otros, y a nosotros mismos, un poco de holgura. Necesitamos reconocer que, sí, tenemos que vivir de acuerdo con un cierto estándar para ser cristianos, pero que Jesús se trata primero del perdón. Él nos perdona antes de cambiarnos y luego continúa perdonándonos una y otra vez.

Debemos recordar que solo somos humanos. Debemos recordar por qué necesitamos a Jesús; porque su sacrificio era necesario. Debemos recordar que el verdadero cambio de opinión requiere una intervención sobrenatural, no una intervención humana. Debemos recordar no poner las cosas en el orden incorrecto. Jesús primero. Aceptar a Cristo es el primer paso y el más importante. El cambio comenzará después de que alguien lo acepte en su corazón. Espero que esto te anime cuando te equivocas. Estamos a punto de caer. No debemos frotarnos en la tierra ni caminar mientras miramos con fiereza. Deberíamos bajar y ayudarnos unos a otros. Oramos por la gracia que necesitamos para levantarnos después de caer. Oración: Señor, gracias porque eres tú quien puede cambiarme. Gracias porque no tengo que cambiarme. Gracias por morir para que puedas tener vida. Ayúdanos no a juzgar a otros en pecado, sino a tratarlos con amor y compasión. Ayúdanos a llegar a ti como somos: quebrantados, imperfectos, pero plenamente vivos y sanados por el poder de tu sangre en la cruz. ¡Gracias Jesús! El evangelio es una buena noticia. Ayúdame a vivir con eso todos los días. Amén.