Evangelio del día 14 de enero de 2021 con el comentario del Papa Francisco

LECTURA DEL DÍA
De la carta a los judíos.
Heb 3,7-14

Hermanos, como dice el Espíritu Santo: "Si escucháis hoy su voz, no endurezcáis vuestro corazón como en el día de la rebelión, el día de la tentación en el desierto, donde vuestros padres me tentaron probándome, a pesar de haber visto cuarenta años mis obras. Así que me disgustó esa generación y dije: siempre tienen un corazón descarriado. No han conocido mis caminos. Así he jurado en mi ira: no entrarán en mi reposo ». Cuídense, hermanos, de que ninguno de ustedes encuentre un corazón perverso e infiel que se aleje del Dios vivo. Más bien exhortaos unos a otros todos los días, mientras esto dure hoy, para que ninguno persista, seducido por el pecado. De hecho, nos hemos convertido en partícipes de Cristo, con la condición de que mantengamos firme hasta el final la confianza que hemos tenido desde el principio.

EVANGELIO DEL DIA
Del Evangelio según Marcos
Mc 1,40-45

En ese momento, un leproso se acercó a Jesús, quien le suplicó de rodillas y le dijo: "¡Si quieres, puedes purificarme!" Se apiadó de él, extendió la mano, lo tocó y le dijo: "¡Lo quiero, purifícate!" E inmediatamente, la lepra desapareció de él y fue purificado. Y amonestándolo severamente, lo ahuyentó enseguida y le dijo: «Ten cuidado de no decirle nada a nadie; en cambio, ve y muéstrate al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que Moisés ha prescrito, como testimonio para ellos ». Pero se fue y empezó a proclamar y divulgar el hecho, tanto que Jesús ya no pudo entrar públicamente en una ciudad, sino que se quedó afuera, en lugares desiertos; y venían a él de todas partes.

PALABRAS DEL SANTO PADRE
No se puede formar comunidad sin cercanía. No se puede hacer la paz sin cercanía. No puedes hacer el bien sin acercarte. Jesús bien podría haberle dicho: '¡Curate!'. No: se acercó y lo tocó. ¡Más! En el momento en que Jesús tocó al inmundo, se volvió inmundo. Y este es el misterio de Jesús: él toma sobre sí nuestra inmundicia, nuestras cosas impuras. Bien lo dice Pablo: 'Siendo igual a Dios, no consideró esta divinidad un bien indispensable; se aniquiló a sí mismo. Y luego, Pablo va más allá: "Se hizo a sí mismo pecado". Jesús se hizo a sí mismo pecado. Jesús se excluyó, tomó la impureza sobre sí mismo para acercarse a nosotros. (Santa Marta, 26 de junio de 2015