Evangelio de hoy 31 de octubre de 2020 con las palabras del Papa Francisco

LECTURA DEL DÍA
De la carta de San Pablo Apóstol a los filipenses
Fil 1,18b-26

Hermanos, mientras Cristo sea anunciado en todos los sentidos, por conveniencia o sinceridad, me regocijo y seguiré regocijándome. Sé de hecho que esto servirá para mi salvación, gracias a tu oración y la ayuda del Espíritu de Jesucristo, según mi ardiente anhelo y la esperanza de que en nada me defraudaré; más bien, con plena confianza de que, como siempre, incluso ahora Cristo será glorificado en mi cuerpo, ya sea que viva o muera.

Para mí, de hecho, vivir es Cristo y morir es una ganancia. Pero si vivir en el cuerpo significa trabajar fructíferamente, realmente no sé qué elegir. De hecho, estoy atrapado entre estas dos cosas: tengo el deseo de dejar esta vida para estar con Cristo, que sería mucho mejor; pero para ti es más necesario que me quede en el cuerpo.

Convencido de esto, sé que permaneceré y seguiré estando en medio de todos ustedes para el progreso y la alegría de su fe, para que su orgullo por mí crezca cada vez más en Cristo Jesús, con mi regreso entre ustedes.

EVANGELIO DEL DIA
Del Evangelio según Lucas
Lc 14,1.7-11

Un sábado Jesús fue a almorzar a casa de uno de los líderes de los fariseos y ellos lo estaban mirando.

Les contó una parábola a los invitados, señalando cómo eligieron los primeros lugares: "Cuando te inviten a la boda alguien, no te pongas en el primer lugar, para que no haya otro invitado más digno que tú, y el que te invitó y él venga decirte: "¡Dale su lugar!". Entonces tendrás que tomar vergonzosamente el último lugar.
En cambio, cuando te inviten, ve y ponte en el último lugar, para que cuando venga el que te invitó te diga: "¡Amigo, ven más lejos!". Entonces tendrás honor frente a todos los comensales. Porque el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido ».

PALABRAS DEL SANTO PADRE
Jesús no pretende dar normas de comportamiento social, sino una lección sobre el valor de la humildad. La historia enseña que el orgullo, los logros, la vanidad, la ostentación son la causa de muchos males. Y Jesús nos hace comprender la necesidad de elegir el último lugar, es decir, buscar la pequeñez y el encubrimiento: la humildad. Cuando nos ponemos ante Dios en esta dimensión de humildad, entonces Dios nos exalta, se inclina hacia nosotros para elevarnos a Él. (ANGELUS 28 de agosto de 2016