Evangelio de hoy 8 de noviembre de 2020 con las palabras del Papa Francisco

LECTURA DEL DÍA
Primera lectura

Del libro de la sabiduría
Sabiduría 6,12: 16-XNUMX

La sabiduría es radiante e infalible,
es fácilmente contemplado por quienes lo aman y encontrado por quien lo busca.
Impide, darse a conocer, a quienes lo deseen.
Quien se levante por la mañana temprano no se afanará, lo encontrará sentado a su puerta.
Reflexionar sobre él es la perfección de la sabiduría, quien lo cuida pronto estará sin preocupaciones.
Ella misma va en busca de quienes son dignos de ella, se les aparece bien dispuesta en las calles, va a su encuentro con toda benevolencia.

Segunda lectura

De la primera carta del apóstol san Pablo a los tesalonicenses
1 Ts 4,13-18

Hermanos, no queremos dejarlos en la ignorancia de los que han muerto, para que no sigan afligiéndose como otros que no tienen esperanza. Creemos de hecho que Jesús murió y resucitó; así también a los que han muerto, Dios los reunirá con él por medio de Jesús.
Esto te lo decimos por palabra del Señor: nosotros que vivimos y viviremos todavía para la venida del Señor, no tendremos ventaja sobre los que han muerto.
Porque el Señor mismo, por orden, a la voz del arcángel y al sonido de la trompeta de Dios, descenderá del cielo. Y primero los muertos resucitarán en Cristo; por tanto, nosotros, los vivos, los supervivientes, seremos arrebatados con ellos entre las nubes, para ir al encuentro del Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.
Así que consolaos unos a otros con estas palabras.

EVANGELIO DEL DIA
Del Evangelio según Mateo
Mt 25,1-13

En ese momento, Jesús les contó a sus discípulos esta parábola: “El reino de los cielos es como diez vírgenes que, tomando sus lámparas, salieron al encuentro del esposo. Cinco de ellos eran tontos, y cinco eran sabios; Las insensatas tomaron las lámparas, pero no llevaron consigo aceite; los sabios, en cambio, junto con las lámparas, también llevaban aceite en vasijas.
Como el novio llegaba tarde, todos se quedaron dormidos y durmieron. A medianoche se elevó un grito: “¡Aquí está el novio, ve a su encuentro!”. Entonces todas esas vírgenes se levantaron y encendieron sus lámparas. Y las insensatas dijeron a las prudentes: "Danos un poco de tu aceite, porque nuestras lámparas se apagan".
Pero los sabios respondieron: “No, que no falle por nosotros y por vosotros; prefiero ir a los vendedores y comprar ”.
Ahora, mientras iban a comprar aceite, llegaron el novio y las vírgenes que estaban listas entraron con él en la boda, y la puerta se cerró.
Más tarde llegaron también las otras vírgenes y empezaron a decir: "¡Señor, señor, ábrenos!" Pero él respondió: "De cierto te digo que no te conozco".
Velad, pues, porque no sabéis ni el día ni la hora ”.

PALABRAS DEL SANTO PADRE
¿Qué quiere enseñarnos Jesús con esta parábola? Nos recuerda que debemos estar preparados para el encuentro con Él. Muchas veces, en el Evangelio, Jesús nos exhorta a velar, y lo hace también al final de esta historia. Dice así: "Velad, pues, porque no sabéis ni el día ni la hora" (v. 13). Pero con esta parábola nos dice que vigilar no solo significa no dormir, sino estar preparado; de hecho todas las vírgenes duermen antes de que llegue el novio, pero cuando despiertan algunas están listas y otras no. Aquí reside, pues, el sentido de ser sabio y prudente: se trata de no esperar el último momento de nuestra vida para colaborar con la gracia de Dios, sino de hacerlo ahora mismo. (Papa Francisco, Ángelus del 12 de noviembre de 2017