Evangelio de hoy 9 de septiembre de 2020 con las palabras del Papa Francisco

LECTURA DEL DÍA
De la primera carta de San Pablo Apóstol a los Corintios.
1Cor 7,25-31

Hermanos, en cuanto a las vírgenes, no tengo mandamiento del Señor, pero doy consejos, como quien ha obtenido misericordia del Señor y merece confianza. Por tanto, creo que es bueno que el hombre, debido a las dificultades actuales, permanezca como está.

¿Te encuentras atado a una mujer? No trates de derretirte. ¿Eres libre como mujer? No vayas a buscarlo. Pero si te casas no pecas; y si la joven toma marido, no es pecado. Sin embargo, tendrán tribulaciones en su vida y me gustaría perdonarte.

Esto os digo, hermanos: el tiempo se ha acortado; de ahora en adelante, vivan los que tienen esposa como si no la tuvieran; los que lloran, como si no lloraran; los que se alegran, como si no se alegraran; los que compran, como si no tuvieran; los que usan los bienes del mundo, como si no los usaran plenamente: ¡de hecho, la figura de este mundo pasa!

EVANGELIO DEL DIA

Del Evangelio según Lucas
Lc 6,20-26

En ese momento, Jesús, mirando a sus discípulos, dijo:

"Bienaventurado eres, pobre,
porque tuyo es el reino de Dios.
Bienaventurados los que ahora tienen hambre,
porque estarás satisfecho.
Bendito eres tú que lloras ahora
porque te reirás.
Bienaventurado eres cuando los hombres te odian y cuando te proscriben y te insultan y desprecian tu nombre como infame, por causa del Hijo del Hombre. Regocíjense en ese día y regocíjense porque he aquí, su recompensa es grande en los cielos. De hecho, sus padres hicieron lo mismo con los profetas.

Pero ¡ay de ti, rico!
porque ya has recibido tu consuelo.
Ay de ti, que ahora estás lleno,
porque tendrás hambre.
Ay de ustedes que ahora ríen
porque tendrás dolor y llorarás.
Ay, cuando todos los hombres hablen bien de ti. De hecho, sus padres actuaron de la misma manera con los falsos profetas ”.

PALABRAS DEL SANTO PADRE
El pobre de espíritu es el cristiano que no se apoya en sí mismo, en la riqueza material, no insiste en sus propias opiniones, sino que escucha con respeto y se somete voluntariamente a las decisiones de los demás. ¡Si hubiera más pobres de espíritu en nuestras comunidades, habría menos divisiones, conflictos y controversias! La humildad, como la caridad, es una virtud esencial para la convivencia en las comunidades cristianas. Los pobres, en este sentido evangélico, aparecen como los que despiertan la meta del Reino de los Cielos, haciéndonos ver que se anticipa en germen en la comunidad fraterna, que privilegia el compartir antes que la posesión. (Ángelus, 29 de enero de 2017)