Bombero severamente desfigurado, gracias a un trasplante tiene una nueva cara.

Un trasplante de cara vuelve a hacer posible la vida de Patrick.

bombero desfigurado con trasplante
Patrick Hardison antes y después del trasplante.

Misisipí. Era 2001 cuando Patrick Hardison, bombero voluntario de 41 años, respondió una llamada sobre un incendio. Una mujer quedó atrapada en el edificio y Patrick, cumplidor de su deber y lleno de buen corazón, no lo pensó dos veces antes de arrojarse a las llamas. Se las arregló para salvar a la mujer, pero cuando escapaba por una ventana, parte del edificio en llamas se derrumbó sobre él. Ciertamente no imaginó que su vida futura dependería de un trasplante.

Patricio siempre había sido un buen ejemplo para todos, partícipe de la vida social de su comunidad, siempre dedicado a las obras de caridad y altruismo, buen padre y afectuoso esposo. Ese día cambió su vida para siempre. El fuego le había comido las orejas, la nariz y derretido la piel de la cara, también sufrió quemaduras de tercer grado en el cuero cabelludo, el cuello y la espalda.

Un amigo cercano y socorrista Jimmy Neal recuerda:

Nunca he visto a nadie arder tanto que aún estuvieran vivos.

Comienza un período verdaderamente de pesadilla para Patrick, además del terrible dolor que tiene que soportar a diario, serán necesarias muchas cirugías, un total de 71. Lamentablemente, el fuego también ha derretido sus párpados y sus ojos expuestos irán inexorablemente hacia la ceguera.

Naturalmente, además del aspecto médico, también hay que lidiar con el psicológico que afecta gravemente a su ya difícil vida. Los niños se asustan cuando lo ven, la gente lo señala por la calle, en el transporte público la gente susurra y lo mira con pena. Patrick se ve obligado a vivir aislado, a esconderse de la sociedad y las pocas veces que sale tiene que disfrazarse bien con un sombrero, gafas de sol y orejeras ortopédicas.

A pesar de 71 cirugías, Patrick todavía no puede comer ni reír sin sentir dolor, su rostro no tiene expresiones faciales, lo único positivo es que los médicos lograron salvar sus ojos cubriéndolos con colgajos de piel.

En 2015 llega el punto de inflexión para Patrick, las nuevas técnicas de trasplante hacen posible un injerto de piel tan extenso que incluye también orejas, cuero cabelludo y pestañas. El Dr. Eduardo D. Rodríguez del NYU Langone Medical Center en Nueva York se prepara para recibir un donante que hará posible la cirugía. Poco tiempo después, David Rodebaugh, de 26 años, tiene un accidente de bicicleta que le provoca una lesión en la cabeza.

David es considerado con muerte cerebral y su madre permite la extirpación de todos los órganos que pueden usarse para salvar otras vidas. Patrick tiene su oportunidad, cien médicos, enfermeras, asistentes se preparan para esta intervención única en el mundo, y luego de 26 horas, por fin este desafortunado tiene una nueva cara.

El viaje hacia la nueva vida de Patrick ha comenzado pero aún es muy complejo, tendrá que aprender a parpadear, a tragar, tendrá que vivir con medicamentos antirrechazo para siempre pero finalmente ya no tendrá que esconderse y podrá acompañar a su hija al altar sin máscaras ni sombreros.

El mensaje que Patrick quiere difundir es: "Nunca pierdas la esperanza, nunca te rindas ante los acontecimientos, nunca es demasiado tarde".