Papa Francisco: “Dios no nos clava a nuestro pecado”

Francisco durante el Ángelus subrayó que nadie es perfecto y que todos somos pecadores. Recordó que el Señor no nos condena por nuestras debilidades, sino que siempre nos ofrece la posibilidad de salvarnos a nosotros mismos. Nos invitó a reflexionar sobre el hecho de que muchas veces estamos dispuestos a condenar a los demás y a difundir chismes, en lugar de intentar comprender y perdonar.

Pontífice

El cuarto domingo de Cuaresma, llamado "en laetare“, nos invita a mirar hacia la alegría de la inminente Pascua. El Papa, en su discurso de hoy, nos recuerda que nadie es perfecto, todos cometemos errores y pecados, pero el Señor no nos juzga ni nos condena. Por el contrario, hay abrazos y nos libera de nuestros pecados, ofreciéndonos su misericordia y perdón.

En el evangelio de hoy, Jesús habla con Nicodemo, fariseo y le revela la naturaleza de su misión de salvación. Bergoglio subraya la capacidad de Cristo para leer en corazones y en la mente de las personas, revelando sus intenciones y contradicciones. Esta mirada profunda puede resultar inquietante, pero el Papa nos recuerda que el Señor desea que nadie se pierde y nos guía a la conversión y a la curación con su gracia.

Cristo

El Papa Francisco invita a los fieles a seguir el ejemplo de Dios

El Pontífice invita a todos los cristianos a imitar a jesus, tener una mirada misericordiosa hacia los demás y evitar juzgar o condenar. Con demasiada frecuencia tendemos a criticar a los demás y hablar mal de ellos, pero debemos aprender a mirar a los demás con amor y compasión, como lo hace el Señor con cada uno de nosotros.

Francisco expresa también su cercanía a hermanos musulmanes que inician el Ramadán y a la población de Haití, afectado por una grave crisis. Invítanos a orar por paz y reconciliación en ese país, para que cesen los actos de violencia y podamos trabajar juntos por un futuro mejor. Finalmente, el Papa dedica un pensamiento especial a mujeres, con motivo del Día Internacional de la Mujer. Destaca la importancia de reconocer y promover dignidad de las mujeres, garantizándoles las condiciones necesarias para acoger el don de vida y garantizar que sus hijos tengan una existencia digna.